martes, 19 de mayo de 2009

El discurso sobre lo que está pasando


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Autor: Joaquín García Carrasco
Moderador: Joaquín García Carrasco


Los nombres recortan los territorios del significado que se atribuye a las cosas y a los acontecimientos. Sociedad de la Información es el nombre, pero la cuestión es: ¿qué está teniendo lugar? Esta cuestión no es de nombres, sino de discursos, de representaciones sobre acontecimientos. Modificar nombres, cambiar las denominaciones, hace progresar poco el conocimiento.

Estimo que hay dos grandes categorías de discursos sobre nuestra época. El primero, hace referencia a una contingencia tecnológica, el otro a una contingencia cultural. El término contingencia resalta la magnitud de los cambios en cada caso. Pienso que la magnitud de esos cambios es y será extraordinaria, se aproximará a la que produjo en la especie la introducción del lenguaje, o en las civilizaciones la introducción de la escritura y sus interfaces.

Los cambios se presentan en diferentes dimensiones del espacio cultural: en el dominio de los objetos técnicos, en el dominio de los imaginarios sociales, en el dominio de los discursos sobre el mundo y sobre la humanidad, en el dominio de los escenarios sociales y en el dominio de las prácticas culturales. Si nos centramos en la dimensión del cambio en los discursos, me parece advertir en ellos, al menos, dos grandes modalidades: una modalidad se concentra en la literalidad de los acontecimientos, en la literalidad de los cambios tecnológicos y de la revolución tecnocientífica (el ámbito de los objetos digitales), en la literalidad de los cambios en los términos del imaginario (el ámbito de las metáforas computacionales), en la literalidad de los cambios en los escenarios sociales (los escenarios virtuales) y en la literalidad de los cambios en las prácticas sociales (actividades mediadas por la tecnología virtual). La segunda modalidad de los discursos se centra en el significado y el sentido de lo que está pasando y, de manera especial, en lo que está por venir.

Esta segunda modalidad de discursos alimenta una gigantesca ola de literatura de acompañamiento al cambio tecnológico literal, que amenaza con barrer, en la fantasía, las construcciones culturales pacientemente construidas y debatidas durante milenios. En el fondo, preservación o demolición, constituye la dialéctica fundamental de nuestro tiempo en el ámbito de la cultura. Como decía Ortega y Gasset en “Meditaciones sobre el Quijote”, el tema de nuestro tiempo consiste en: dado un hecho, una contingencia tecnológica en nuestro caso, llevarlo por el camino más corto a la plenitud de su significado.

Dos de los grandes temas de nuestra época, en relación con las preocupaciones intelectuales de un formador son: (i) El cambio en la concepción de la mente, para muchos dominada por la computadora como modelo; por esta vía se debilita en los discursos el papel de los sentimientos y el de la acción comunicativa que busca el consenso entre rostros diferentes. (ii) El segundo, el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas avocan a una gran singularidad, otro Big-bang, del que emergerá la era del post-humano y de la que son aproximaciones todas las asociaciones entre tecnología digital y biología; la esperanza de un futuro mejor no estaría en la práctica colectiva responsable, sino en el en el progreso de las aplicaciones tecnológicas. La literatura de acompañamiento tiene mucho de huida del principio de responsabilidad hacia la esperanza en la tecnofantasía.

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