jueves, 11 de septiembre de 2008

La mochila del 2008


Comienza el año escolar en el hemisferio norte. Para mi es el tercer año que llevo a mi hijo el colegio y la experiencia es bastante agradable. Realmente no recuerdo mi primer día de colegio, no recuerdo si fue traumante, si estaba nublado o si mi primer encuentro con los espacios pedagógicos me hicieron cambiar la forma de ser niño. En fin, que no puedo establecer ciertas comparaciones pero me voy arriesga.
Han pasado más de 2 décadas, estoy más que claro que no existían las mochilas con ruedas. No recuerdo el tener que cargar con un peso excesivo en mi espalda. De tener que guardar libros o cuadernos en mi mochila. Y es que actualmente en España, los chicos deben cargar con más de 10Kg de peso en sus espaldas. Las razones pueden llegar a ser académicas (necesario para el estudio y la memorización de los contenidos, con técnicas como el subrayado, los esquemas o los resúmenes) o quizá obedezca a razones de mercado. Lo cierto es que existiendo medios alternativos a los textos escolares, el daño físico a la espalda de los niños podría justificarse con el viejo y conocido refrán de la letra con sangre entra.
Pero como para todo hay solución, lo mejor que los chicos pueden hacer es cortar los libros y llevar sólo la parte del libro que les corresponde. Pero como existirá gente que se niegue a descuartizar un libro, se les recomienda comprar mochilas con ruedas.
Y bien, cuál es la solución al problema. Yo creo que un remedio bastante sano es combinar formatos. Porque el fin y al cabo el libro es un apoyo para el docente y si este no renueva sus didácticas (por decir lo menos) estaremos navegando en la pedagogía hightech desde nuestros barquitos de papel.
Para finalizar quería poner un video de cómo sirven los libros y el link de otro similar sobre cómo el docente no debe actuar.

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